Las estrellas se agitan con el batir de sus pestañas y el sol solo despierta cuando la escucha sonreír. La luna la acompaña cada noche pues con los años, sus soledades se han logrado unir. El susurro estruendoso de una supernova naciente es la canción de cuna perfecta para hacerla dormir. Y cuando estalla su cólera, negra y pesada, estrellas explotando en el vacío se pueden oír. Y con cada lágrima que derrochan sus orbes color plata unas cuantas luces en el cielo se empiezan a despedir. Dicen que cada persona es un mundo pero yo no les voy a mentir. Ella es su propio universo, solo tienen que escucharla reír.